LA ENTREVISTA


STELLA MARIS Terapeuta argentina experta en psiconeuroendocrinoinmunologia


Usted es tanatóloga. ¿Cuál es su trabajo?


Ayudo a las personas que padecen crisis severas en sus vidas y hacer que movilicen todo su potencial interno. Intento que la gente tenga resiliencia (resistencia que oponen los materiales a su rotura por choque o percusión), es decir, que afronte la adversidad y que salga fortalecida. Cuando le digo crisis graves me refiero también a enfermedades incurables.


En estos casos no ha de ser nada fácil….


Ayudo a las personas a cambiar su química interior, a hacer cambios significativos en sus vidas para modificar el curso de una enfermedad.


La motivación parece un aspecto clave. ¿Es así?


Sí, la motivación y todo lo que viene después. Una persona puede estar motivada pero pueden existir otros obstáculos: físicos, psíquicos o emocionales. Hay muchas personas que ante un diagnóstico condenatorio dicen que tienen muchas ganas de vivir pero no hacen nada más. En estos casos, yo siempre digo que los enfermos no es que digan “quiero vivir”, sino que lo que quieren es “no morir”. Entre “no querer morir” y “querer vivir” hay una diferencia abismal.

Interesante esta apreciación que hace…


La ciencia ha demostrado que cuando una persona pone en funcionamiento la neurogénesis del cerebro tiene experiencias enriquecedoras e innovadoras que pueden producir milagros. Pueden inducir lo que los médicos hasta ahora crían una locura: la remisión espontánea. Una persona tiene muchas más posibilidades de las que se imagina.


Y la medicina, ¿como actúa?


La medicina hace cosas maravillosas por nosotros. Pero el gran pecado de la medicina es desaprovechar el potencial de los pacientes. Precisamente la psiconeuroendocrinoinmunologia está devolviendo el alma a la medicina y demostrando que los estados emocionales, cognitivos, la capacidad de imaginar, el inconsciente, son factores que estimulan el sistema inmunológico cuando se trabajan dentro de una sinergia.


Sí que tiene las cosas claras…


Todos nosotros tenemos mucho poder. Hay gente que este poder lo sitúa fuera, pero lo tenemos dentro nuestro. Son muchos los profesionales que deberían trabajar para enseñar a las personas a movilizar todo este potencial.


Pero, ¿cree que es fácil cambiar una actitud vital?


Nosotros lo que podemos hacer es inspirar a las perdonas para que cambien.

¿Qué herramientas utiliza?


Infinitas. Para cada persona hay herramientas diferentes. Este es un trabajo de autoayuda. No hay una herramienta que sirva para todos. Todos tenemos necesidades bioquímicas, energéticas diferentes. Por eso hace falta conocer bien a la persona, su genética, su historia de vida. A partir de aquí se ha de elaborar un plan global que tenga en cuenta estas necesidades y que pueda conseguir estos cambios que tienen que ver con la sanación.


¿Qué diferencia hay entre sanación y curación?


La curación es una cosa que viene de fuera, y la sanación surge de dentro. Sabemos que las emociones influencian el cuerpo físico a través del sistema hormonal, inmunológico, nervioso. Obviamente, hemos de conseguir que una persona pueda movilizar sus emociones de una manera saludable, que pueda expresar lo que siente. Ahora cuando alguien va al médico porque está triste y tiene muchas ganas de llorar le recetan antidepresivos…


En la enfermedad, ¿qué papel tiene la familia?


Es muy importante. La familia suma o resta. Habitualmente la familia es parte del remedio o parte de la enfermedad. Esto es duro de decir. Aquí no está en juego el amor. Hay personas que se quieren mucho pero que se aceptan muy mal. Mire, yo tengo hijos y a mi no me importa qué hacen o con quién están, sino cómo se sienten. Eso es lo que es realmente importante.


Para la familia la enfermedad es dura…


Cuando afrontamos la enfermedad de un paciente hemos de ayudar a la familia a hacer un cambio y transformar la enfermedad en una cosa positiva en sus vidas. Yo he visto muchos casos de enfermedades que han sanado a familias enteras: gente que no se podía comunicar, que tenían viejos resentimientos, que vivían bajo percepciones falsas, miedos que eran infundados, y al final todo esto ha quedado atrás.


Supongo que una enfermedad grave también cambia mucho a la persona que la padece.


Sí. En la sanación las personas experimentan un cambio total. Es como si murieran antes de morir, y después renaciesen. Éste es el secreto. Cambia la escala de valores, las prioridades…Y se diferencia muy bien lo que es urgente de lo que es importante. Ahora no están dispuestos a perder el tiempo por tonterías. La sanación no tiene necesariamente como final la curación del paciente. Pero es un proceso precioso. Es triste que haya gente que se vaya de este mundo sin saber de lo que trataba.

¿Piensa que hay que potenciar la educación emocional?


Está claro. Hemos de aprender a vivir intensamente, a transformar lo ordinario en extraordinario. También hemos de recuperar nuestra capacidad de sentir, de dominar nuestra mente y no dejar que nos domine. La angustia más grande en el cuerpo es la preocupación por las cosas que todavía no han ocurrido. Imagínese las personas las personas enfermas: ¿cómo se defienden de las imágenes de lo que todavía no ha pasado, de las catástrofes imaginarias? Podemos provocarnos el suicidio interior a través de la preocupación, la irritabilidad, la desesperanza, el miedo. Estoy segura que hacen falta terapeutas de la esperanza!!!


ENTREVISTA TRADUCIDA DEL PERIÓDICO AVUI DEL 9 DE FEBRERO DEL 2009

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